Al igual que Stieg Larsson, murió antes de ver sus obras publicadas. Su infatigable búsqueda para encontrar un editor le consumió y desesperó, hasta tal punto que decidió quitarse la vida en 1969 con 31 años. Sin embargo, los esfuerzos extenuantes de su madre para lograr que la novela “La conjura de los necios” viese la luz sí que tuvieron buenos resultados. Mejores de los que cabía esperar. Pues contra todo pronóstico, la novela publicada póstumamente -gracias al tesón de su madre Thelma y la inestimable ayuda del también escritor Walter Percy- recibió el Premio Pulitzer en 1981 y las alabanzas del público francés al ser considerada la mejor novela del año. Qué paradoja.  El éxito fue abrumador y un buen comienzo para mostrar otras creaciones de Toole como “La Biblia de neón”, elaborada cuando tan sólo tenía quince años. A pesar de su juventud, en ésta ya satiriza la mentalidad cerrada y dogmática de algunas comunidades norteamericanas.

Esta es toda su producción literaria. Con tan sólo dos obras este escritor se ha hecho un importante hueco dentro de la categoría de los mejores novelistas estadounidenses, gracias principalmente a que esta obra, cuyo título está inspirado en la frase de Jonathan Swift: «Cuando un verdadero genio aparece en el mundo, lo reconoceréis por este signo: todos los necios se conjuran contra él».  Muestra una visión muy crítica de la sociedad norteamericana, tomando como marco Nueva Orleans, en donde se encuentra su protagonista Ignatius J. Reilly, un treintañero que desea que se recupere la moralidad propia de la Edad Media. Al igual que su creador, alberga la esperanza de que sus escritos en los que carga con la época que le ha tocado vivir, algún día sean publicados. Es una novela muy muy cómica con unos personajes estrambóticos y una trama graciosísima. Muy recomendable.